Susurrando

Soy la Dama tan sumisa y apenada, 

que subsisto confundida y con tristeza,

anhelando que mi amado reencarnara,

 

Adulada, desposada y engañada,

mis deseos y  pasión encarcelados,

jamás pude entregar el don preciado,

a un hombre que mi sino había soñado.

  

Veía, mentaba y repetía :

 

Donde estas, que no siento lo que ansío,

la dulzura y la ternura, necesito,

y unos besos en mis labios con el brío, 

de tus rimas de cariño que te inspiro.

  

Mas de pronto, desperté en un Edén,

allí estaba mi flamante caballero,

era cierto lo que tanto ambicione, 

que fortuna ser gozada con esmero. 

 

Y tomándome la mano,  me  decía :

 

Muy distante estuviste, mi Princesa,

al fin vienes aquí, con suave candor,

me entregare a ti, y versare mi prosa,  

recibiré encantado, tu perfumada flor.

 

Esperaba tu cuerpo de Diosa y Ninfa,

envolviendo radiante, frondoso talle,

penetrare en tu sima, te haré dichosa,

resonando el evento por todo el valle.

  

Que  delicia arrullarte en mi pecho,

 notar como erizas el vello y mi piel,

que grandeza que estoy percibiendo,

no son senos, es mas, son jarras de miel.

 

Y abriendo mis ojos, susurre :

 

Liberare con orgullo los orgasmos,

guardados tantos años en mi mente,

tendré lindos contactos tan intensos,

que haré de cada uno, diferente.

 

Por fin seré distinta, amada y deseada, 

ya no permitiré malversar mi ego, 

jamás  reviviré mis amagos pendientes, 

viviré, amaré, no diré no, espérate, luego.

  

Ya soy otra, con nuevos instintos,

no me rindo y sonrío al andar,

arrimo a mi lado los buenos deseos, 

que malos no hay, están olvidados.  

quedaron atrás.