Potro salvaje

Soy un potro salvaje que corre río abajo por tus venas… sediento de ti… cabalgo furioso por la llanura de tu piel, solo tus manos pueden domarme. sólo tus besos pueden atarme. ¡ sólo tu cuerpo puede amarme ¡

            Seré el jinete de tu noche, cabalgare, hacia tu luna llena de deseo, centrada entre tus caderas, iluminada por la flor y apretujándote sobre la  cama acolchada. Cabalgare, dejando en el tintero de la noche jadeantes trozos de luna salpicados por tus susurros. Cabalgare, sobre los ríos descalzos de tu cuerpo: torbellinos de ausencias que de pronto he vencido. Cabalgare, sobre la zona enrojecida de tu piel en la noche, despertándote sedienta de caricias. Cabalgare, sobre tu cuerpo entero y desnudísimo, hasta alcanzar la luna deliciosa de tu cuerpo, el cántaro de tus gemidos secretos en la noche, y beberé en los manantiales curvados de tu boca y de tu preciada y húmeda flor.

            Si, cariño, acércate y colma mis vacíos, viste de besos este cuerpo mío, arrímate sin miedo, ven aquí a mis brazos como gacela en inefable celo. ¡Arrímate sin dudas! que estoy mucho tiempo sin alcanzar tu cielo. No amordaces tus manos ni tu boca; no guardes tus deseos como un secreto, recuerda que la pasión en tu cuerpo se desboca. Entrégate a mí con sosiego y deja que la calentura nos consuma y mañana encontraremos sólo bruma de este amor consumido por el fuego